EN LA BODA DE MARITA Y ROBERTO
Por Antonio Esteban
Voy a escribir una verdad de Perogrullo, que es una palabra, esta, Perogrullo, que se utiliza o que sirve para expresar que una cosa es tan sabida y conocida que resulta tonto decirla. Esta verdad es que siempre hubo mozas que , a pesar de los pesares, quisieron casarse con su mozo y mozos que quisieron, también, casarse con su moza, siguiendo la tradición de sus padres y de sus abuelos, aunque , después, digan aquello que suele decirse si tocan a descasarse habría muchos que se apuntarían . No es este el caso porque Roberto y Marita -o Marita y Roberto- se casaron enamorados y siguen enamorados y de ese amor han nacido dos niñas. Hoy este artículo ha salido excesivamente cursi y romántico, lo reconozco, pero no rectifico. Solamente queda por decir que, de izquierda a derecha, en la foto, vemos a Antonio, hijo del que esto escribe y a su lado Ana, amiga de la familia. Vemos, también, a Tino, hijo de Tita, la “Perona”, casado con Amelia Prada, prima de la novia. Después está Roberto, el feliz novio y Marita, la feliz novia. Está también Yolanda, casada con Ramiro Prada, primo de Marita y Amelia, su hermana y Alejandra, hija de Amelia y de Tino y Carlos, primo de la desposada, junto a Merce, su mujer. Abajo, sentado, Álvaro, hijo de Amelia y hoy abogado en Madrid, con los hijos de Carlos y de Merce. Es una foto familiar. No se puede decir otra cosa, así que pongo aquí punto y final.
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