miércoles, 28 de septiembre de 2022

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CDLXXXI)

 


FAMILIA

 Por Antonio Esteban

Cuando este escribidor   aún tenía el alma sin costuras, limpia, y limpios  los ojos claros y el corazón alborotado por las lecturas que cada noche, recostado en la almohada, suave y dulce, soñaba,  escribir  pequeñas historias, -verdaderas o no-  que gustasen a sus lectores, ignoraba que un día iba a llenar páginas y más páginas hablando de la villa que lo acogió .Antes, la vida me había llevado por otros derroteros. Me enamoré de una moza de senos prietos que no quiso saber nadas de mí y me abandonó en medio de la fragosidad de la vida, entonces, sí,  se me rompió el alma, aprendí frases rotundas y terminé  en Valberg, en los Alpes Marítimos, en Francia aprendiendo a golpes de voz el francés: sable era la arena, eau, el agua  y assiette, el plato. Volví a España y, poco a poco, inicié una carrera literaria. Escribí ocho libros, el último LA COCINA DE ANTONIO ESTEBAN, aún  sin presentar en sociedad y alguno olvidado  entre las teclas del ordenador, amén de cientos de artículos en EL PROGRESO, LA VOZ DE GALICIA, PROA, DIARIO DE LEON, EL IDEAL GALLEGO , AQUIANA  o BIERZO 7. Hoy me conformo porque ya el camino de la vida me ha llevado al último recodo y estoy dando a conocer la vida de los vecinos de Cacabelos, en fotos. Por eso, en el cuaderno presentamos, en esta ocasión, a los hijos de Oliva y Pepe, de La Casería, familia numerosa, siempre muy unida, de los cuales han desaparecido la mayor parte de ellos. Sea pues un homenaje a quienes aún viven, pero, también, a quienes ya no están. Arriba tenemos a Perico y Toño, más conocido este por “Gatuño”, ambos peluqueros, aunque Pedro terminó su vida laborar en Cementos Cosmos. Los dos tenían   buenas manos para el oficio de peluquero. Paco  está a su lado y Lolo que casó en Madrid, a la derecha. Abajo, Maruja, que vivió en Camponaraya,  Josefa, casada con el fotógrafo Isidro que nos ha regalado tantas fotos de la villa, Pura, casada con Sindo que aún vive, Olivita, la más joven, que vive en Asturias y Charo, una familia que conoció las dificultades del trabajo, como todas las familias, en los años duros, pero que supo ser ejemplo de estar  bien avenidos. Hora es de que este escribidor les hiciese un pequeño homenaje en nuestro cuaderno de Imágenes y Recuerdos de Cacabelos. Y queda hecho. Lo tenían merecido,

 

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