UNA PEQUEÑÍSIMA HISTORIA
Por Antonio Esteban
Escribía yo, hace un par de semanas, en este cuaderno que uno tiene que acudir a los recuerdos cuando se dedica al oficio de entretener que es lo que intento. A veces se logra y en otras se malogra. Y, si hablo de recuerdos: recuerdo -valga la redundancia- vagamente a Ramón Coca, en Toral, en el campo de La Mata, en un encuentro en el que el San Isidro de Cacabelos fue vapuleado por un rotundo cinco a cero. Coca era el portero y como suplente, venía -está en la foto- un tal José Luis Prada. Entre los componentes de aquel equipo estaban también Carlitos y Sildo Quiroga, que fue mi marcador. Él era defensa y yo jugaba como delantero. Pasado el tiempo, el San Isidro nos devolvió la goleada en el campo en donde hoy se levantan las escuelas. Nos llevamos cinco “roscos” para Toral.
Con Gelo no tuve mucha relación y, sin embargo, pude haberla tenido porque también él prestó su servicio militar en Ceuta el mismo año en que lo presté yo. Hizo el campamento en Lomalarga, a las afueras de la ciudad caballa. Había una coplilla que cantábamos los soldados en aquellas largas tardes ceutíes que decía: “Si me quieres escribir / ya sabes mi paradero: / campamento Lomalarga /sin tabaco y sin dinero//. Supongo que Gelo también la cantó. Y así, uno va hilvanando, anécdotas que luego cuenta para entretener. Con esta pequeñísima historia y con esta foto de por medio sabemos que Coca y Gelo fueron amigos y se dejaron fotografiar un domingo cualquiera, quizá en las Colonias, para dejar constancia de su amistad.
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