DE PRIMERA COMUNIÓN
Por Antonio Esteban
Éramos almirantes de una armada sin mar o, si había mar u océano, era un mar encrespado y proceloso que nos llevaría a orillas de una vida que no conocíamos. También podíamos ser camareros de chaquetilla corta, corbata de pajarita blanca y zapatos de charol. Era un día en que las mamás y los papás satisfacían su ego vistiéndonos más elegantes que los hijos -o las hijas- de otros papás y otras mamás que ese día, al igual que nosotros, celebraban la primera comunión que, para algunos sería la primera y la última porque no habría segunda ni tercera ni cuarta comunión.
Ellas, las niñas, ataviadas con sus vestidos blancos jugando a ser las novias de un príncipe de sangre azul que tardaría en llegar y que, finalmente, si llegaba, no sería príncipe ni tendría la sangre azul. Sería, la mayor parte de las veces, un obrero de Cementos Cosmos o de la Térmica de Ponferrada o un humilde agricultor de una viña en Cacabelos o un albañil o un electricista que se ganaba el pan en una España recién salida de una guerra entre hermanos. Eso si todos llevábamos en las manos un misal que nunca abríamos y un rosario que no rezaríamos. Había, para la ocasión, un banquete con flan, de postre o el inevitable "brazo de gitano "o las empalagosa fresas con vino y azúcar, como ocurrió en mi caso y, durante la comida, si en casa existía aparato de radio escuchábamos aquello de: "Aquí Radio Andorra. Emisora del Principado de Andorra..." en la voz de María Escrihuela que entre muchas dedicatorias, decía: " Para Pepín -o Toñito o José Luis o Merceditas o Carmina- en el día más feliz de su vida, de sus papás sus abuelos sus tíos y sus primitos, LA PRIMERA COMUNIÓN en la voz de Juanito Valderrama. Y escuchábamos a Juanito Valderrama " Un coro de serafines hay en el altar mayor que está mi niña tomando la primera comunión...".
Se había pagado por aquello, claro, cinco pesetas.
Y no podía faltar la foto, una foto que sería enmarcada para colocar en la mesilla de noche como recuerdo o enviada a los primitos de la Argentina, como esta foto de Pepe Quiroga Vega a quien ,seguramente, llamaban Pepín y que posó en el jardín de la Plaza para Cipriano, serio y comedido tras una primera confesión y haber recibido el pan de los ángeles o sea, la primera comunión
Antes, las cosas eran así...
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