1966 |
DE EXCURSIÓN A LOS
ANCARES
Por Antonio Esteban
Medio siglo atrás, un grupo de aficionados a la montaña fundó
el CLUB ANCARES y algo tuvo que ver, seguramente, don Manuel -don Manuel
siempre fue Fraga a quien Franco siempre llamaba Iribarne-. Uno de sus amigos
lugueses, Alfredo Sánchez Carro, muy conocido en la bimilenaria ciudad por ser
el autor de una frase, vigente, aún y que recorrió el mundo de la gastronomía:”
… y, para comer, Lugo”, se hizo cargo de la idea e incluso , con otros, logró construir un
albergue o refugio, en donde, por una
módica cantidad, uno podía comer caldo gallego, un codillo, café y postre y pasar la noche en una litera y a la mañana
siguiente, cuando la niebla se había evaporado ver la magnífica soledad de los
mointes y, con un poco de suerte , escuchar el canto del urogallo, melodía
restringida a Galicia. Se dice que, para oírlo, cualquier biólogo, pagaría una
buena entrada en esa zona protegida de la bioesfera por la Unesco…
El urogallo llamado también pita dos montes o pita dos
Ancares suele aparearse en los llamados cantadoiros, un lugar en donde se pavonean para que la hembra elija
macho.
Y, hasta allí, hasta los Ancares, tal vez a la Fiesta de la Trucha
o, sencillamente, para huir de los rigores de un estío duro, subió un grupo de cacabelenses
con una pancarta en la que saludaban a cuantos visitaban aquellas alturas y
entre ellos vemos a Prada, a Manuel Sernández Quiroga "Calsita" y a
su mujer, a Eumenio y su hija Margot, a Sita, al recordado Servando...
Desgraciadamente esta costumbre de subir a los Ancares se ha
perdido y hoy la juventud prefiere otras diversiones, pero ahí queda una fotografía
curiosa y nostálgica que nos recuerda la excursión.
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