EL
CARTERO NUNCA LLAMABA DOS VECES
Por Antonio Esteban
Este cartero, -oficio
noble que, a veces, entrega cartas de amor y a veces de desamor- padre de José, de Leandro, de Aníbal y de
Juan, ejerció como cartero, después de la guerra de Cuba.
Este cartero nunca
llamaba dos veces -como el de la
película- a la puerta de las casas de
sus vecinos porque los vecinos lo aguardaban para charlar con él y conocer las
gestas de un soldado de la guerra de Cuba.
Este cartero conoció,
seguramente a Eloy Gonzalo, el héroe de Cascorro que se presentó voluntario
para volar un bohío desde el que los mambises asediaban a las tropas españolas
y conoció también -seguramente
también- al general Valeriano Weyler,
valiente como pocos, a pesar de su estatura: un metro y cincuenta y dos centímetros.
Este cartero supo de José
Martí, el poeta cubano do la Revolución que escribía sus versos, a caballo,
como aquel que dice: “Yo soy un hombre
sincero / de donde crece la palma / y antes de morirme quiero / echar mis
versos del alma//” y que había adiestrado a sus hombres, para entrar en
combate, a pecho descubierto y con el machete en la mano.
Todo esto ya es historia,
pero queremos dejar constancia aquí, en el blog, de una cosa: que uno de los
héroes españoles en Cuba
era un cacabelense
-hubo más- que se llamaba José Fernández, el cartero,
por antonomasia.
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