Daniel llegó a Cacabelos con Juana, su mujer, para estar más
cerca de su hija, la doctora Ana Lasa, y sus nietos. Aquí supo adaptarse
formidablemente a la vida del pueblo lejos de sus Encartaciones vizcaínas. Sus
partidas, sus “txiquitos” y, sobre todo, su cordialidad y sencillez le
granjearon muchas amistades que repartió con las logradas en Balboa y Quintela,
donde residía durante algunas épocas del año. Y sin olvidar nunca su Athetic, Athletic Club
de Bilbao.
D.E.P.
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