La fonda de la Corina con el bar El Aperitivo era aneja al antiguo Ayuntamiento |
Con una flecha se indica la Fonda de la Corina |
RINCONES (I)
Por Antonio Esteban González
Cada rincón de cada
ciudad, de cada pueblo, de cada aldea tiene su historia y su encanto y, si han
desaparecido, la historia se convierte en leyenda y, muchas veces, las leyendas nada tienen que
ver con la realidad
Ocurre que, casi siempre,
queremos recordar cómo era un determinado rincón de nuestro pueblo y la
memoria, la mayor parte de las veces, está limpia. No acertamos a recordar y,
para ello, tenemos las fotografías antiguas que reflejan la realidad de ayer
como en un espejo, sin azogue, y nos la devuelven tal y como era.
Aquí traemos hoy uno de
esos lugares que ya no existen en Cacabelos y que únicamente recordamos cuando
alguien nos enseña una foto, como en este caso: son los soportales del viejo
Ayuntamiento en donde Dalia, la “Corina” regentaba un establecimiento de
bebidas: un bar que alegraba las habituales tertulias de quienes gustaban
visitar las tabernas para degustar un vaso de vino casi siempre enfriado con
hielo, envuelto en sacos de arpillera, en amplias artesas de madera y servido
por “Peña”.
El vino, naturalmente,
estaba acompañado de un “pincho” -otros, a los pinchos, les llaman “tapas”- que ayudaban a saborear aquel vino, casi
siempre de “Bodegas Guerra”.
El Bar ya no está, los
soportales han pasado a mejor vida y el Ayuntamiento -el entrañable edificio
del Ayuntamiento- ha dejado paso a un amazacotado “bunker” que
nos hace añorar otros tiempos. Por eso nos gusta recordar cómo era Cacabelos
ayer. Y era así. La nostalgia deja paso a la añoranza y añoramos lugares como
este.
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