lunes, 7 de agosto de 2017

La batalla naval pone fin a la VIII Ludus Bergidum Flavium



Espectáculo desde el puente con las naves en plena batalla


O casi. La I Naumaquia fue el acto más destacado en la tarde de esta jornada dominical. Todavía entrada ya la noche seguía la vida en el campamento después de haber sido entregados los distintos premios correspondientes a tantas competiciones como se celebraron a lo largo del día.

El campamento no madrugó. El cansancio acumulado de estos días, más la ronda romana por las tabernas de Bergidum anoche, presagiaban un desazonado y tardío despertar. Casi era mediodía cuando tocaban  diana con la orden de abrir las puertas y comenzar el mercado. Los jóvenes guerreros se incorporaron a sus puestos para participar en las VIII Miniolimpiadas y las bailarinas de la Mansio Consular ejercían de tales en el espectáculo de danzas orientales.

A la comida romana en el propio campamento siguieron las olimpiadas de los mayores, el torneo de gladiadores y la tan esperada batalla naval. Ésta fue disputada por cuatro vertiginosas embarcaciones dotadas de unas intrépidas dotaciones de marinería (todas podrían recibir la misma calificación que dio Espronceda en la célebre “Canción del pirata”:   Bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido). Algunos oficiales, quizá debido a su falta de experiencia en aguas tan bravas como las que hoy mostraba el Cúa, deberían hacer un cursillo intensivo en las proximidades del Puerto de Ostia en la desembocadura del Tíber romano. La Lusitania fue finalmente proclamada vencedora después de deshacerse por velocidad y arrojo de las demás.

El campamento y la playa fluvial esta tarde

Mientras los demás se divierten,  César prepara el informe de su visita antes de partir hacia Roma


Itziar, abanderada de La Lusitania

Tripulación de La Lusitania ya en tierra celebrando el triunfo 

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