UN
FOTOGRAFO Y UN “CARTERO”
Por Antonio Esteban González
Hace ya muchos meses -yo
diría que años- que la foto de esta
semana no encontraba acomodo en mis archivos. Y, me explico: cuando llegó a mis
manos, inmediatamente, quise saber quiénes eran los dos atildados mozos -chaqueta
cruzada y corbata de pajarita- que
posaban, un lunes de Pascua, cerca del río. Nadie supo darme sus nombres y
alguien aventuró que, quizás, se tratase de dos forasteros, pero, a mí, el mozo
de la derecha siempre me pareció un “cartero” -permítaseme el atributivo
“cartero”- y, más concretamente, Leandro,
hermano de Mero, Juanín y Aníbal, que casó en Toral. Sin embargo, no se trataba
de Leandro. Era “cartero”, sí, pero no era “cartero” conocido. Al otro mozo -el
de la izquierda- su compañero, que tiene
aspecto de cantador de tangos con el pelo engominado, pañuelo en el bolsillo
superior de la americana y botines a la moda, de dos colores, pude ponerle
nombre: Cipriano, el retratista, gracias
a cuyo arte, hoy conocemos muchos paisajes del Cacabelos de ayer y a muchas
gentes también del Cacabelos pasado y como mis lectores pueden apreciar, sabía
posar para una foto.
Finalmente, después de
muchas idas y venidas -y vueltas y revueltas- pude saber el nombre del compañero de
Cipriano. Era, sí, un “cartero”, un “cartero” muy poco conocido y del que
apenas había memoria. Era el hijo menos
conocido del “Cartero”, padre, el que había luchado en Cuba contra los “mambises”
de José Martí”, aquel que escribiera, montado en su caballo: “Conservo una rosa
blanca/ en Julio como en Enero/ para el amigo sincero/ que me da su mano franca
/ y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo/ cardo ni ortiga
cultivo, / cultivo una rosa blanca”.
El hijo -no tan conocido
como Mero, Juanín o Aníbal- del
“Cartero” se llamaba José. Lo supe gracias a ese impagable rincón fotográfico
llamado “Fotos antiguas de Cacabelos” en donde alguien colocó un par de fotos
de su entierro.
Hoy, casi con honores,
pues, traemos a la sección, una foto que vagaba, de un lado para otro, en mis
archivos y que ha encontrado acomodo esta semana en IMÁGENES Y RECUERDOS y que,
sino por otra circunstancia, es porque nos acerca al ayer -a los años treinta
del siglo pasado. Y con eso basta.
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