Alba y Marcos despidiéndose ayer del Instituto |
“Tú a Darmouth y yo a Kimberley” podría
haber dicho Marcos a Alba. O Alba a Marcos cambiando el orden de los pronombres.
La frase sería una parodia de “Tú a Boston y yo a California” (título de una
comedia de la Disney e interpretada por Hayley Mills hace ya unas décadas) y
serviría para comunicarse entre ellos los lugares donde ambos pasarán el
próximo curso. Son dos ciudades canadienses, dos destinos para estos dos
estudiantes del Instituto de Cacabelos que el pasado enero recibían la noticia
de su selección para el programa de Becas
de la Fundación Amancio Ortega, dueño del grupo empresarial Inditex.
Alba Fernández Rodríguez (16
años) y Marcos Martín Mateos (15) finalizaron en junio 4º de ESO y gracias a
esa beca se van durante diez meses a Canadá para cursar Grado 11 (nivel
equivalente a 1º de Bachillerato). La beca cubre el 100% del coste del curso:
viajes, tasas, alojamiento y manutención en una familia de acogida, seguros y
apoyo continuado durante el tiempo de estancia en el país norteamericano.
Unas horas antes de iniciar esta aventura escolar se mostraban muy
ilusionados, incluso con ganas de marchar, terminar cuanto antes con los
preparativos del viaje y verse ya en su nuevo destino (cuando estas líneas
aparezcan en la pantalla seguramente ya se encuentren volando).
Alba está deseando comenzar su nueva vida en Canadá |
El pasado enero recibían la
notificación de su inclusión en el programa de becas:
-El día 26 –puntualiza Marcos-. Me
sentí feliz y orgulloso de mi mismo por haber logrado la plaza. Todos mis
amigos me felicitaron, fue genial.
-Aún hoy hay momentos que no me lo creo. Pienso que hasta que no esté
allí, no será cierto. Yo también me siento orgullosa. Continúa Alba.
Los 500 estudiantes de toda
España becados tenían que superar la
nota media de 7 en 3º de ESO (un 8 en inglés), pasar prueba escrita y oral en
inglés, además de una entrevista personal y cumplir los requisitos fiscales
establecidos.
Son conscientes de la importancia
que tendrá para sus vidas esta experiencia. No sólo por el aprendizaje del
idioma, sino por todo el bagaje cultural y social que acumularán durante estos
meses. Afirman tener pocas preocupaciones por lo que se encontrarán en Canadá.
Para Alba el saber entenderse bien los primeros días con el vocabulario
coloquial de la familia es su máximo recelo. Marcos siente especial temor a no
lograr matricularse en las asignaturas
que ha elegido:
-En mi instituto la elección de las asignaturas se hace el primer día de
clase. Si llegas y ya está la lista completa de la que quieres, quedas fuera y tienes que elegir otra.
No es la primera vez que viajan
al extranjero para perfeccionar idiomas.
Ambos han estado con el Instituto de Cacabelos en Irlanda, pero poco tiempo.
Marcos suma también una pequeña estancia en París para perfeccionar el francés.
Pero ahora la ausencia se va a prolongar mucho más. Vivirán con familias como
unos hijos más y participarán en las actividades cotidianas de las mismas y,
por supuesto, asistir a las clases de sus institutos respectivos.
Marcos dispuesto a vivir nuevas aventuras |
-Hace ya unas semanas que sé cuál es mi familia de acogida, bueno dos
familias –confirma Alba-. Voy a tener dos familias. La segunda
tiene dos hijos un poco mayores, de 22 o 23 años.
-La mía es un matrimonio de unos 50 años. Hemos mantenido contacto y sé
sus gustos. La mujer está un poco delicada de salud y no trabaja. Me han dicho
que iremos de acampada. Compartiré casa con un japonés hasta febrero y después
con un estudiante alemán.
Reconocen que echarán de menos a
sus familias, especialmente a sus hermanos con los que mantienen una excelente
relación. También los amigos estarán presentes en sus recuerdos. Marcos
siente mucho no poder continuar este curso con sus estudios de alemán, él que
es un apasionado de los idiomas. Alba, que participa en muchas actividades,
sabe que deberán esperar casi un año para retomarlas.
No son muy conscientes de la
preocupación que puedan tener sus padres; ellos, lógicamente, contemplan el
mundo desde otra ventana:
-Mis padres-dice Alba- saben
que me lo voy a pasar tan bien y están muy contentos.
Marcos ve a su madre más nerviosa:
-Está muy obsesionada con las medidas de seguridad. Ya le digo: no voy a una guerra.
A una guerra desde luego no vais,
pero sí a ganar una valiosa batalla que marcará un antes y un después en vuestra
formación.
Que tengáis toda la suerte del
mundo.
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