CUATRO AMIGOS EN LAS BARANDILLAS DEL PUENTE
Por Antonio Esteban González
Hubiera podido titular, esta
semana, el artículo, de otra manera, pero ya saben nuestros lectores que hay
días en los que uno no está para nada y,
mucho menos, para intentar la caza de un título que satisfaga, así que lo he dejado,
sencillamente, en CUATRO AMIGOS EN LAS BARANDILLAS DEL PUENTE porque tanto
mozos como barandillas son protagonistas.
Eran -decía-
cuatro amigos, un domingo cualquiera de un año cualquiera, para que
Kiko, el “Curioso” sacase una foto, en las barandillas del puente que no era
lugar peligroso, porque los mozos de Cacabelos sabían afirmar sus posaderas, con naturalidad, sobre
los hierros, sin temor a caer al vacío.
Quizás, alguno de los cuatro,
recordase una canción popular muy en boga por aquel entonces: “Las barandillas
del puente / se menean cuando paso/ que a ti solita yo quiero / de las demás no
hago caso/. Dime dónde vas, morena / dime, dónde vas, salada/ dime dónde de
vas, morena / a las tres de la
mañana//”, escrita por un tal Noble Sámano que entre otros, estuvo en el
repertorio de las HERMANAS CALLE, de Tony Aguilar o de María Dolores Pradera
con el título de LOS BARANDALES DEL PUENTE, que viene a ser lo mismo que barandillas. Barandales y barandillas es la
misma cosa.
Y ahí están sobre las
barandillas -o los barandales- desafiando el peligro: Avelino, el zapatero;
Pepín Uría, Emilio Gallardo -más conocido
por “Milán” y que estudió conmigo en Astorga-
y Sotuela.
Como punto final pediría a la tuna TIERRA DEL OURO” que
incluyeran en su repertorio esta canción, verdaderamente bonita en honor a
cuatro amigos, tres de ellos ya desaparecidos.
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