viernes, 8 de enero de 2016

Kelly, la sonrisa de la zumba, tiene el corazón “partío”



Kelly en la San Silvestre 2015 de Cacabelos


Seguramente cuando estéis leyendo esta entrada, su protagonista estará viajando en avión rumbo a Noruega. La pasada tarde  agotaba las últimas horas en Cacabelos despidiéndose de amigos y familiares o tomando el último café en la terraza de una céntrica cafetería gracias a la agradable temperatura de este primer jueves del año. 

A pesar de su desbordante juventud, Kelly  Herrera Vertel (Medellín-Colombia ,1993) puede presumir haber recorrido ya miles de kilómetros. El primer gran viaje fue a España:
-Sí, fue en 1999, llegamos a España y fuimos a Lérida, pero sólo estuvimos dos meses. Desde allí vinimos a Cacabelos donde comencé con seis años a ir al colegio. Aquí vivía ya una tía mía, la conoces, la madre de Jhonny Zapata (otro alumno colombiano que estudió en el Instituto).
Nadie se atrevería a sostener, conociendo su  carácter alegre y extrovertido, que los primeros meses escolarizada supusieron la peor época de su vida. Aún me lo recordaba con tremenda precisión entre sorbo y sorbo de un café, quizá colombiano también.
-No me relacionaba con nadie. En el colegio, según salía al recreo buscaba a mi hermano –su hermano Jonathan, mayor que ella- y no me despegaba de él, siempre a su lado. A partir de enero, más o menos, comencé a desenvolverme y a quitar la vergüenza para hacer amigas.
Carnaval 2008. Con dos amigas.
Los últimos años del siglo pasado y la primera década de éste fueron testigos de la llegada de inmigrantes a Cacabelos, algo inusual. Tanto en el Colegio como en el Instituto se aplicaron planes específicos para ayudar a una mejor escolarización de sus hijos cuando éstos presentaban necesidades de apoyo. Colombianos, brasileños, marroquíes o búlgaros fueron los más numerosos.
-En el colegio tuve que ir a la logopeda para corregir el problema de la c y la s (ceceo y seseo). También me quedaba a comer y nada me gustaba al principio, lo pasé muy mal.
-¿Qué comidas añorabas de Colombia?
-Los buñuelos, las arepas, el chocolate, el arroz de coco…En casa era diferente, comíamos parecido a Colombia pero la comida del cole era muy extraña para mí. A veces me preguntan por comidas de España y no estoy al cien por cien segura porque en familia seguimos comiendo como allí.
-¿Qué recuerdo más impactante tienes, a pesar de los pocos años que tenías entonces, de tu llegada a Cacabelos?
-Que era muy pequeño, un pueblo muy pequeño. Nosotros veníamos de Medellín que tenía más de dos millones de habitantes. Recuerdo que me gustó mucho el jardín de Villafranca.
-¿Cuándo volviste a Medellín?
-Regresé de vacaciones cuando tenía 12 años, estuve dos meses. Al poco tiempo de bajar del avión noté un choque, veía que aquel era un país diferente al que tenía en mi memoria de niña. Les llamaba mucho la atención mi forma de hablar, a ellos les encantaba.
La integración de Kelly se fue consolidando a la vez que fue perdiendo la timidez defensiva inicial para dejar fluir su verdadero carácter afable y siempre con la sonrisa como bandera. Llegaron acontecimientos importantes en su vida religiosa: la Primera Comunión y la Confirmación. Las actividades deportivas fueron siempre sus favoritas: gimnasia rítmica, baloncesto, atletismo… No es extraño que decantase sus estudios hacia algo relacionado con el deporte.
Le pregunto por sus sentimientos hacia España y Colombia. Y los tiene claros:
-Me siento española, pienso como española, mis amigos son españoles, en la calle soy española pero en casa soy colombiana. Siento también a Colombia.
-En fin, que tienes el corazón “partío”.
-[se ríe]
De lo popular y querida que es en Cacabelos dan fe los éxitos de sus intervenciones en los distintos acontecimientos deportivos que aquí se organizan.
En la Plaza Mayor durante el verano 2015
Después de finalizar los estudios en el Instituto comenzó a colaborar con Óscar Juarros en el gimnasio de la calle Torano Nuovo. Se fue a Madrid para perfeccionar su formación como monitora de walker y zumba (la sangre colombiana por algún lugar tendría que asomar), especialidades que impartió en el Fraitners, también con Óscar, así como monitora de campamento de verano para niños.
Imponiendo su ritmo en el Pabellón Deportivo las pasadas fiestas
Un nuevo destino y una nueva etapa profesional llegaban al finalizar 2014: Stavanger en Noruega y hacer sudar a los noruegos en sus clases de zumba.
-Tengo una hermana allí y me animó a ir, no lo pensé.  A los dos meses de llegar me entrevistaron y me contrataron para dar clases en un nuevo gimnasio.
-¿Y cómo ves tu futuro allí? Seguro que tu forma de ser ha de llamarles la atención.
-Pienso seguir estudiando. Estoy con el inglés y ya me voy defendiendo con el noruego. Empecé a conocer gente y sí que les choca como soy. Ellos son muy reservados, poco expresivos y yo lo contrario, pero les gusta.
Recordamos la multitudinaria sesión de zumba celebrada estas pasadas fiestas en el Pabellón Deportivo. Allí Kelly hizo vibrar a los que estaban en la pista y a los espectadores con el entusiasmo que ponía dirigiendo la clase.
Seguramente estarán encantados de  volver a estar a tus órdenes en las próximas vacaciones. ¡Buen viaje!

1 comentario:

  1. Milagros González9 de enero de 2016, 12:26

    Graciñas Kelly por dejar esta huella tan inmensa en tú paso por la villa de Cacabelos... y por haber compartido tú caracter y sonrisa con nosotr@s.
    Muchísima suerte en ésta nueva etapa de tú vida

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