EL PEGASO Z-102 DE FELIX HUARTE GOÑI Por Antonio Esteban gonzález
-Cuando le dije a mi visitante que el coche lo vendía por doce millones,
él, se acarició el mentón dubitativamente.
-Déjeme que lo
piense -dijo-
-Hágalo -respondí- pero debe saber que tengo otras ofertas… y,
si acepta, quiero el dinero aquí, en mano. Doce millones, billete sobre
billete. No quiero trasferencias bancarias.
-De acuerdo. En un par
de días le daré la respuesta
Salió.
-Sinceramente, pensé que aquel hombre no regresaría con los doce
millones, pero, a los dos días llamaba nuevamente a mi puerta por la mañana.
Traía en su mano una cartera con el dinero.
+++
-Pasaron varios años. Yo había invertido parte de los doce millones en un
negocio que me apasionaba: la producción de películas que, durante algún
tiempo, ocupó mi vida. Incluso dirigí alguna de bajo coste.
-Pero, a lo que iba: un buen día viajé a Estados Unidos. Llegué a Nueva
York al amanecer y como no me apetecía meterme en la cama, le pregunté a la
recepcionista del hotel que en donde podía tomar la última copa de la noche o
la primera de la mañana jajajajaja.
-Aquí al lado, -me dijo- hay un local que está abierto y, además de
tomar la copa, puede ver su museo.
Anduve, a pie, los escasos metros que me separaban del local. Pagué cinco
dólares por la entrada y pasé al interior y… ¡allí estaba, en el centro del
amplio holl, brillantemente iluminado, el Pegaso Z-102…¡
-Pero… dije- Y ¿ese coche…?
-El coche es un modelo
único -dijo la azafata que me
acompañaba- que se fabricó en España
hace algunos años. Quedan muy pocas unidades y esta es una de ellas.
-Que fue fabricado en
España, ya lo sé -respondí- Es que…
ese coche, ese Pegaso Z-102 con matrícula NA 7445 y cuyo primer propietario fue
don Félix Huarte Goñi, también fue mío.
-¿Suyo..? Este coche
fue adquirido en una subasta de Christie’s.
-¿Tiene usted, a mano,
la documentación…? -interrumpí-
-Claro que sí.
Buscó en un archivador y, a los pocos minutos volvió con unos papeles que
puso en mis manos.
- Tenga.
Eché un vistazo.
-Mire, señorita: aquí está mi nombre. El primer propietario fue don Félix
Huarte Goñi que me lo vendió a mí, a Horacio Díaz López que soy yo.
+++
-Me devolvieron los cinco dólares que había pagado por la entrada al
local y me invitaron a una copa e, incluso, la azafata quiso fotografiarse
conmigo ante el Pegaso Z-102. Esa es la
historia. Al cabo de muchos años volví a reencontrarme con aquel fabuloso
automóvil con el que había soñado un día y que, también, estuvo en manos de
Antonio Creus que lo usó en alguna prueba automovilística. Y es que la vida es
un pañuelo. Un pañuelo, a veces sucio, pero un pañuelo.
CONTINUARÁ
Próximo capítulo: EL DIA QUE HORACIO GUERRA CONOCIO A FELIPE GONZALEZ
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