miércoles, 27 de mayo de 2015

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CLX)





LA PRIMERA COMUNIÓN
 Antonio Esteban González

Íbamos vestidos de almirantes de naves que se hundirían cuando soplasen los primeros vientos de la vida o almirantes  -unos, de blanco y otros de azul-  anclados en los más felices días de una niñez que no acababa de convertirnos en adolescentes, sucios de pecadillos  -sobre todo-  contra nuestras mamás  -“me acuso de no obedecer a mis padres cuando me mandan a algún recado”-  porque ¿de qué otros pecados podíamos acusarnos..?. No matábamos  -a no ser gorriones con tirachinas-  ; amábamos a Dios a nuestra manera; no blasfemábamos  -decíamos “ostras” por “hostia” o “jopé” por “joder”, que no eran blasfemias, pero, sí, palabras malsonantes; íbamos a Misa de doce y nuestros pensamientos  -hasta entonces-   estaban limpios de imágenes pecaminosas contra el sexto mandamiento y, por eso, éramos almirantes  -o nos vestían de almirantes-  de una armada que no existía pero a la que ponían rostro nuestros sueños de niños.
 Y aquel día se convertía en un día inolvidable, más que nada porque en casa celebrarían un banquete y habría, de comida, arroz con pollo de corral y brazo de gitano. (Hoy no existe el brazo de gitano y al arroz con pollo  -que no es de corral-  se le llama paella).
Y al atardecer, antes del rezo del Santo Rosario y del reparto de estampitas con un ángel mofletudo velando nuestro camino, la visita a los amigos  -a los amigos de papá y de mamá-  que nos obsequiarían con un billete de cien pesetas que, irremediablemente iba a pasar a la hucha  y nos invitarían a un plato de fresas con vino y azúcar que obnubilaría nuestras mentes.
Ahí están, pequeñitos, en la foto de la semana: Gasparín Sierra, que vive en Toral; Pepín Landeira,  médico afamado en Oviedo; Ángel, el marido de Berta, ya fallecido y Ricardito que, por aquel entonces tenía ya más de un millón de amigos.
Y, además, perdidos entre la muchedumbre, vemos a Pura, casada con Sindo a Herminia,a cuyo marido enterramos hace poco tiempo, a Emilia, la madre de Ricardo que contempla con arrobo a su retoño y a Paquito, monaguillo de don Antonio y, a veces, de don Desiderio.
Una foto, como otras muchas fotos, que nos acerca, en este mes de Mayo a otras primeras comuniones y, naturalmente, a la nostalgia.

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