Bajando la campanas / Foto Pepe Couceiro |
Hoy hace veinticinco años era domingo y las puertas
de la Iglesia de la Plaza volvían a abrirse después de casi cinco años cerradas
a causa de las obras de restauración.
La inauguración se celebró con una eucaristía
presidida por el obispo de Astorga don Antonio Briva Miravent acompañado por
cinco sacerdotes y el párroco cacabelense, don Dámaso.
Las obras, en las que se invirtieron 28 millones de
pesetas (168.283, €), fueron realizadas por la empresa local Construcciones Francisco
Núñez y dirigidas por el arquitecto Ricardo Luna. El dinero fue aportado por la
Junta de Castilla y León, Ayuntamiento, Diócesis de Astorga y vecinos.
La restauración despojó al edificio de elementos que
no se correspondían con su origen –románico del siglo XII- ni a su posterior
ampliación –siglo XVI-. Además de las obras llevadas a cabo en la estructura,
se seleccionaron y recompusieron tallas y figuras, entre ellas el Cristo que
actualmente está en el ábside del altar mayor.
El estado anterior del edificio era ya lamentable.
Grandes desperfectos en la cubierta provocaban el rápido y peligroso deterioro
del interior. Algo similar al estado que exteriormente presenta en la actualidad el ábside románico que pide a gritos su restauración.
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