miércoles, 29 de octubre de 2014

Imágenes y recuerdos de Cacabelos (CXXV)




VOLVER A ITACA
Antonio Esteban González
 
Contemplar esta foto es como regresar a Ítaca, la isla a la que volvió Ulíses, tras veinte años de ausencia: diez en la guerra de Troya y diez viajando por los mares, según podemos leer en la Odisea. (Volver a Itaca es una metáfora literaria que empleamos los escritores cuando tratamos de poner  verso a la prosa).
VOLVER A ITACA es el regreso al ayer, ese ayer que nosotros aquí, en este cuaderno, cada semana, tratamos de recuperar. Regresamos a rincones o momentos que hemos vivido y que es lo que, silenciosamente, pretendemos.
Volvamos, pues, a Itaca que, en este caso, es la alameda de la Angustia  -o los aledaños a la alameda-  con los viejos y copudos árboles que ya no están porque el progreso los ha destruido.
Volvamos a Itaca, por una carretera que supo de tantos pasos, de tantos besos furtivos, de tantas palabras sonoras, de  tantas músicas y tantos momentos dulces. O amargos.
Hoy, -en esta ocasión- volvemos a las cercanías de uno de los paisajes más entrañables: la alameda y los árboles que señalaban el camino con los brochazos blancos de la cal en su piel rugosa.
Nuestra Itaca particular  -la de los cacabelenses-  está en los quitamiedos del puente o en la Plaza Mayor y, hoy, también, en la carretera que aún existe y en los árboles desaparecidos, pero volvemos con la memoria limpia y los ojos tiernos. (Claro que, a veces  -lo pienso ahora-  es mejor no regresar y olvidar un ayer irrecuperable).

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