CACABELOS, AYER (II)
Antonio Esteban González
Posiblemente la foto tenga setenta años o, quizás, alguno
más.
Posiblemente los magnolios que apenas despuntaban habían
sido plantados en el otoño anterior.
Posiblemente los bancos que adornan la Plaza no sean los
mismos bancos que la adornan hoy. O, quizás, sí.
Posiblemente los niños y las mocitas que miran con
curiosidad para la cámara de Cipriano hoy sean abuelos. O estén muertos.
Posiblemente la farola que luce en el jardincillo geométrico
haya sido vendida a algún chatarrero que, a su vez, la malvendió a otro
chatarrero y, este a los Altos Hornos…
Posiblemente la botica cuyo letrero observamos en la Casa de
Lence aún no estuviera regentada por don Eusebio de Francisco sino por el
boticario Garrido.
Posiblemente el letrero que hay al lado del letrero donde se
puede leer BOTICA, diría DROGUERÍA en donde doña Sara despachaba cordoncillos,
gomas, botones y alfileres.
Posiblemente bajo los soportales de la casa de Manolo, el
“Alcalde” estuviera Manolo, el “Alcalde” paseando.
Posiblemente el niño rubio, en primer plano, sea Paquín,
casado con Amelita Sarmiento y hermano de Carín, el de Carmiña.
Posiblemente una de las niñas que observan al fotógrafo,
sentada en el banco, sea Quilile Bolaño ya que,
a su espalda, en donde hoy está la tienda de Cruz, su padre -el padre de Quilile- regentaba una zapatería.
Posiblemente los lectores del blog ya conocieran la foto,
pero la traemos hoy a nuestras páginas
porque es una foto nostálgica que recupera muy bien el ayer lejano de nuestra
villa.
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