Imágenes y recuerdos de Cacabelos (XCIV)

TRATADO SOBRE LA AMISTAD

Antonio Esteban González

 

Marco Tulio Cicerón era conocido por este sobrenombre  -Cicerón-  porque lucía en la punta de la nariz una verruga semejante a un garbanzo y, en latín, garbanzo, se dice “cicer”.

Manuel Rodríguez y Rodríguez, cronista de Toral de los Vados, en su libro inédito “LA HISTORIA DE EL BIERZO EN BROMA” en donde se habla de la fundación de Cacabelos, escribe que las legiones romanas comieron en Campus na Raya, un potaje de “ciceres et caules”, es decir garbanzos y berzas, lo que quiere decir que los romanos conocían los garbanzos y por ello no parece raro que la verruga de Cicerón les pareciese a sus contemporáneos, un garbanzo.

Todo esto viene a cuento porque Cicerón escribió en el 44 a.C. un tratado sobre la amistad  -LAELIUS, DE AMICITIA-  que es un diálogo dirigido a Ático y que concluye diciendo que la amistad se fundamenta en la honradez.

Yo, en mis años niños  -lo confieso-  odiaba a Cicerón porque no había manera de traducirlo al castellano ni con la colaboración de Raimundo de Miguel, el diccionario latino por antonomasia y prefería frases como aquella que decía: “Mater tua mala burra est” o “Sub ponteque no”

Pero, miren ustedes por donde, Cicerón me ha servido para poner pie a una foto de ayer, muy curiosa, en la que en la Angustia, en donde aún pueden admirarse los chopos con una franja blanca que señalaba el camino a los escasos automóviles que circulaban de noche, vemos a cinco amigos que, por aquel entonces usaban pantalón largo ya y fumaban y que no conocían, supongo, el libro de Cicerón. ¿Los reconocen. Son de izquierda a derecha: Víctor “Cascote”, Toño Mourelo, “Negrín “Trigales”, Carlitos, el marido de Lita, la “Tarula” y Toño Garay, que está fumando.

Una foto entrañable y curiosa que nos vuelve a los años sesenta del pasado siglo.