El aguinaldo, la hoguera de Reyes y la cabalgata
Aunque la cabalgata es una tradición relativamente
reciente, se ha ido afianzando en las dos últimas décadas y es, con diferencia,
la más concurrida. Pero al menos podemos presumir de conservar las otras dos. ¿Hasta cuándo?
Muy jóvenes, pero ya veteranos del día del aguinaldo |
El aguinaldo
Esta mañana varios grupos de niños, pocos,
recorrieron las calles de Cacabelos cantando y pidiendo el aguinaldo. Quizá por
ser domingo y estar cerrado el comercio,
no se apreció el típico ambiente de la víspera de Reyes con mucha
actividad comercial y el bullicio de los pequeños pidiendo por las casas y
establecimientos.
No quiero ser pesado, pero me resisto a no incluir
una año más las estrofas más conocidas de la canción que tantas generaciones
han cantado cada cinco de enero:
Hoy es víspera de Reyes,
primera fiesta del año.
Y entre damas y doncellas
pedimos el aguinaldo.
Aguinaldo, aguinaldo,
señora por Dios,
por el nacimiento del Hijo de Dios.
Que somos cuatro
y entraremos dos.
Si nos da un choricín,
Dios le dé un buen fillín.
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Si nos da una androlliña,
Dios le dé una buena filliña.
Si estas puertas son de hierro,
aquí vive un caballero.
Si estas puertas son de barro,
aquí vive un gran marrano.
Aguinaldo, aguinaldo
del kikirikí.
Si no nos da nada,
cagamos aquí.
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La hoguera
Los cuatro fantásticos: Quico, Gelo, Miguel y Toño |
El calor y el sabor de la tarde llegaron de la mano
de los vecinos de La Casería con Gelo, Miguel, Toño y Quico a la cabeza. La
hoguera de Reyes comenzó a arder poco antes de las cinco para una hora después
recibir a SSMM y a los jovencísimos pajes acompañantes. La sorpresa que había
anunciado Gelo hace pocas fechas, se desveló: una masera llena de castañas recién
asadas (un tesoro guardado por él expresamente para esta fecha). Y con un cucurucho de castañas y una medalla artesana se fueron los
componentes de la real comitiva en la carroza hasta la plaza Mayor. Allí numerosos
niños y padres los esperaban con ansiedad.
La carroza se detuvo frente al Ayuntamiento y los
tres reyes descendieron solemnes para dirigirse al belén flanqueados por sus
pequeños servidores. Después de depositar a los pies del Niño Jesús el oro, el
incienso y la mirra, ocuparon sendos tronos para, cómodamente, recibir a los
niños con sus peticiones para esta noche mágica.
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