BATALLÓN DE MODISTILLAS
Antonio Esteban González
Uno de los santos con mayor número de adeptos en este perro mundo es, seguramente, San Antonio de Padua, que en
Padua naciste y en Portugal te criaste, como dice la oración, porque, además de
preocuparse de que aparezcan los objetos perdidos, se ocupa también de procurar
novio a las muchachitas en flor.
En Madrid, en la Florida, la tradición dice que el trece de
junio, las modistillas tienen que echar trece alfileres en la pila bautismal
que existe en la ermita. A continuación pasan la mano por la superficie del
agua y el número de alfileres que quede en la palma será el número de
pretendientes que tendrán las mocitas a lo largo del año. Y la cosa, al parecer
funciona porque la tradición continúa.
También la canción se ha ocupado del tema y Lilián de Celisa
aún canta. “Se dice que muy pronto / si Dios no media / tendremos las mujeres /
que ir a la guerra / y yo como medida de precaución / estoy ya formando / mi
batallón. / Batallón de modistillas / de lo más requebonito / de lo más
jacarandoso / que pasea por ahí / Y ya estamos las mujeres / decididas a la
lucha / con las suegras en vanguardia / de correr no pararán//.
No era este el caso de las mozas que aparecen en la foto que
aprendían a freír un huevo o a planchar una camisa -o planchar un huevo y freír una camisa- antes de casarse y que sabían hacer, además,
un dobladillo, recoger un bajo o zurcir con maestría unos calcetines y que ya
estaban preparadas para casarse.
En esta foto no están todas las que eran pero todas las que
eran, están: Conchita, la molinera y su hija; Maruja la de Eusebio, casada con
Reinaldo; Pili, la del madrileño, Carmiña la de Varo, casada con Carín, Marisa,
la Litana, Charo, la de Sabino, Manolita, la mujer de Vitín, Dominga, la
Pardala y Adauto.
Hay alguna cuyo nombre no sabemos pero no importa.
Esta es una
fotografía en las escaleras del Molino, que nos acerca, como otras, a un
ayer que ya es pasado.
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