SAN ANTONIO DE PADUA
Antonio-Esteban González
Escribo estas líneas hoy, día en que nuestra Santa Madre la Iglesia, como decía el Catecismo del Padre Astete, celebra la festividad de San Antonio de Padua y los recuerdos se me agolpan, porque mi tía Carmen, de pequeño, me enseñó a rezarle
y me hacía repetir con ella, aquello de : "San Antonio de Padua que en Padua naciste y en Portugal te criaste. estando en oración se te reveló que a tu padre iban a ahorcar. Fuiste y le valiste. El Breviario perdiste. El Hijo de Dios te lo halló. Tres dones el Señor te dio: lo que fuere perdido, fuere hallado; lo que fuere robado, fuere rescatado; lo que fuere olvidado, fuere recordado. Por tu palma y cordón, yo te pido, Santo, me des tu bendición". Y, oigan, rezada con fervor, las cosas aparecen. Lo juro. Aparecen. E, incluso, añadía tita Carmen, las mozas encuentran novio.
Y mi tía, cuando empezaban a cerrárseme los ojos, aún añadía:"Si buscas milagros mira, muerte y horror desterrados, miserias, demonios huidos, leprosos y enfermos sanos. El mar sosiega su ira. Redímense encadenados, miembros y bienes perdidos, recobran mozos y ancianos. El peligro se retira. Los pobres van remediados. Cuéntenlo los socorridos, díganlo los paduanos. Ruega a Cristo por nosotros, Antonio, bendito y Santo, para que dignos, más tarde, de tus promesas seamos. Gloria al Padre, Gloria al Hijo. Gloria al Espíritu Santo".
Yo no sé si los mozos o los ancianos recobraban sus miembros perdidos o si el mar sosegaba su ira. No lo sé, pero era hermoso recitar el romance, como era hermoso escuchar, cada noche, a tita Carmen, con su voz triste, cantar, para que me durmiese, el "Milagro de las aves", que hoy, a veces, en las ferias suena en la voz de algún cantante de segunda fila y que me emociona al escucharlo: "·... salgan cigüeñas con orden, águilas, grullas y garzas, avutardas, gavilanes, lechuzas, mochuelos, grajas. Salgan las urracas, tórtolas y perdices, palomas, gorriones y las codornices. Salga el cuco y el milano, torzal, pastor y andarríos, canarios y ruiseñores, tordos, jilgueros y mirlos. Y salgan los verderones y las cardelinas y las cogujadas y las golondrinas. Al instante que salieron, todas juntitas se ponen escuchando a san Antonio para ver lo que dispones y Antonio les dijo: "No entraréis en sembrados, marchad por los montes, riscos y prados. Al tiempo de alzar el vuelo cantan con dulce alegría despidiéndose de Antonio y tolda su compañía...".
Esta es parte de mi historia, porque yo también fui niño. Reniego de muchas cosas, pero, no, de San Antonio.
La foto tiene algo más de sesenta años. El niño más alto soy yo que, por aquel entonces, no sabía que sesenta y cinco años más tarde estaría tratando de recuperar la inocencia perdida gracias a san Antonio de Padua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario