sábado, 15 de septiembre de 2012

Se asoma a mi ventana...José Regueira Ramos

De nuevo nos  visita José Regueira Ramos, pero, como en otras ocasiones, se trata de una visita virtual . Hace pocas fechas tuvimos la suerte de escucharle en directo con ocasión de su charla en el MARCA  de Cacabelos y también la oportunidad de volver a abusar de su amabilidad y solicitar más  miradas para este cuaderno.
CACABELOS Y EL INSTITUTO DE ESTUDIOS BERCIANOS
José Regueira Ramos
            Durante mi reciente estancia en Cacabelos la presidenta del Instituto de Estudios Bercianos, Mar Palacio, me invitó a visitar la sede de esta prestigiosa institución cultural, invitación que acepté encantado. No podía tener mejor anfitriona. Me informó amplia y detalladamente de las actividades que vienen desarrollando y me obsequió con ejemplares de sus últimas revistas, en las que estoy leyendo con la máxima atención los interesantes trabajos de los investigadores bercianos. También me dio alguno de los últimos libros publicados por ellos, entre los que está la magnífica edición de las obras del cacabelense de adopción José Castaño Posse. Pude comprobar la gran tarea que viene desarrollando el INB en sus siete secciones, siendo de destacar la gran labor investigadora y de colaboración en las labores de gestión que  realizan los cacabelenses José Antonio Balboa de Paz y Vicente Fernández. Como conocerán todos los lectores la propia Mar es la esposa de Vicente y ella se siente familiar y afectivamente muy unida a Cacabelos.
            Aunque seguía a distancia e intermitentemente sus publicaciones, lo cierto es que desde hace unos veinte años no tenía yo contacto directo con el INB ni publicaba nada en su Revista. La distancia física y la falta de contacto con historiadores e investigadores bercianos me alejaban de la actualidad cultural comarcal. A principios de los noventa publiqué en su Revista un breve trabajo sobre los itinerarios bercianos seguidos por el benedictino galaico-berciano Martín Sarmiento en sus dos desplazamientos a pie desde su monasterio de San Martín en Madrid a Galicia y a su regreso. Estos itinerarios venían a coincidir en el Bierzo sustancialmente con el camino de Santiago pero con desviaciones a los monasterios benedictinos de San Pedro de Montes y Vega de Espinareda y al priorato de Vilela, en los cuales solía descansar unos días. Me llamaba la atención la escasísima o casi nula atención prestada entonces en el Bierzo a este eminente polígrafo al que todos sus biógrafos situaban como nacido en Villafranca. Este desinterés contrastaba con la efervescencia editorial sarmientista desatada en Galicia sobre la obra del ilustre benedictino, iniciada en los años setenta por el gallego José Luis Pensado, catedrático de Literatura en la Universidad de Salamanca.
            Una copia de los manuscritos de Sarmiento se conserva en el archivo de Medina Sidonia, en Sanlúcar de Barrameda, en donde también está el archivo del marquesado de Villafranca, ya que desde el siglo XVIII el ducado de Medina Sidonia había pasado de los Guzmán a los Álvarez de Toledo, teniendo su residencia en esta población gaditana. Allí me dijeron que en aquellas fechas había un cacabelense que estaba yendo a investigar la obra de Sarmiento. Efectivamente, en 1995 el INB publicaba un magnífico libro titulado Fray Martín Sarmiento. Cartas al duque de Medina Sidonia (1747-1770). Su autor era el cacabelense José Santos Puerto. Desde entonces son muy numerosos y muy prestigiosos los trabajos que lleva publicados este autor berciano residente en Canarias sobre Sarmiento, siendo considerado hoy en día uno de los más importantes o el más importante “sarmientista”. Tiene además numerosas publicaciones sobre todo en el campo de la pedagogía, en cuyo terreno ha demostrado ser una autoridad, especialmente en el ámbito canario.
 
De este autor hablé también con Mar, ya que sigue enviando trabajos para su publicación en la
 Revista del INB; en el número 35/36 de julio de 2011 viene un artículo suyo titulado El animal feroz y desconocido que en 1760 se vio, se mató y se desolló en el Bierzo, refiriéndose a un escrito de Sarmiento sobre este animal del que le hablaron los monjes del Monasterio de San Pedro de Montes durante su estancia de unos días en uno de sus desplazamientos a Galicia. Precisamente este artículo lo cita Toño Criado en la bibliografía utilizada para su interesante libro Lobos por el Bierzo, a cuya presentación tuve ocasión de asistir el día 24 del pasado agosto en el museo de Cacabelos. 
            Cito al cacabelense Santos Puerto porque he observado que es un gran desconocido en su pueblo, al menos en este aspecto científico. Cuando hablo de él suelen decirme que es maestro, que hace muchos años se fue a Canarias y que viene muy poco por Cacabelos. Pues bien, en estos años se licenció en Pedagogía, es profesor en la Universidad de La Laguna y realizó una magnífica tesis doctoral precisamente sobre aspectos pedagógicos en la obra de Martín Sarmiento. Por lo que he comprobado, quizá esta noticia sea una novedad para muchos cacabelenses que ignoraban esta progresión de José Santos Puerto. Que, por cierto, tiene un hermano empleado municipal.
            Hace unos tres años la familia Álvarez de Toledo contactó conmigo para invitarme a participar en unas Jornadas sobre Sarmiento que pensaban organizar en Villafranca. Ellos conocían alguna publicación mía en la que trataba algún aspecto de la obra de este benedictino. También me manifestaron su intención de invitar a José Santos, con el que contactaron. Pero por aquellas fechas se había publicado un trabajo suyo en el que se declaraba convencido de que Martín Sarmiento no había nacido en Villafranca sino en el pueblo pontevedrés de Cerdido. Esta afirmación desató una  polémica con el actual presidente de la Real Academia Gallega Xosé Luis Méndez Ferrín, que defendía la naturaleza villafranquina de Sarmiento. Una curiosa polémica en la que el berciano defendía la cuna gallega del benedictino y el gallego la berciana. No sé si fue por esta polémica, por falta de apoyo municipal o por otro motivo, el proyecto de los Álvarez de Toledo parece haber quedado en el olvido

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