Comentamos las diferencias entre aquellos años y la
actualidad: los entrenamientos, las instalaciones, los transportes, los
sueldos.
-Muchos vestuarios no
tenían agua caliente para ducharnos en pleno invierno. Aquí mismo en Cacabelos
tardamos en tener termo. El agua salía directamente del pozo por medio de una
bomba manual. Ya te puedes imaginar las ganas de meterte a la ducha en
invierno. Como te decía antes, los balones eran pesados y te marcaban la piel.
Los entrenamientos eran los martes y los jueves nada más.
Cuando militó en las filas del Laciana, ir a Villablino y
volver a Cacabelos no era tan fácil. Ricardo explica su particular forma de
entrenarse y de viajar los domingos para jugar el partido:
-Los martes y jueves
entrenábamos Pinilla y yo a las órdenes de Albertín en Cacabelos. Los demás
jugadores estaban entrenando en
Villablino con Carmelo. El domingo mi padre me llevaba en la moto hasta
la estación de La Minero de Ponferrada. Cogía un tren que tardaba dos horas en
llegar. Para regresar nos pagaban un taxi. Más tarde nos llevó algunas veces Juanín el cojo, el taxista.
Ricardo el tercero por la derecha fila de abajo |
-Dinero no era precisamente lo que abundaba. ¿Cuánto
ganabas?
-Donde gané más fue en
la Ponferradina, 1500 pesetas al mes y las primas por partidos ganados.
-¿Cuidabais la alimentación?
-Se comía de todo. No
había preocupación por el tema. Es más, recuerdo que como premio a ganar al
Sestao en 3ª División nos llevaron después del partido a comer un cocido a La
Charola de Villafranca y ya sabes cómo eran los cocidos allí: lacones enteros,
fuentes llenas de tocino y chorizos… No quiero ni pensarlo.
-Fuiste un gran lanzador de faltas. Muchos recuerdan tu
habilidad para lanzarlas y la colaboración
de Montes para rematar con la cabeza a gol aprovechando su altura y su
salto. Otra leyenda afirma que nunca fallaste un penalti. ¿Cuál recuerdas como
el más importante?
-Es cierto, casi
siempre tiraba yo los penaltis. Pero siempre los lanzaba de la misma forma. La
tenía muy ensayada. Chutaba con la pierna derecha amagando que la pelota iría
también por la derecha, pero la dirigía a la izquierda pegada al poste.
Recuerdo uno contra el
Ciudadela cuando jugamos la copa.
Aquellos años de la Unión en 3ª han quedado firmes en la
memoria de los aficionados cacabelenses. Mucho se tendría que haber contado de
aquella época y aún se podrá contar. Los antiguos compañeros, las anécdotas,
las victorias casi heroicas, los viajes… llenan un enorme baúl de recuerdos que
Ricardo puede va evocando como un torrente.
-El mayor susto lo
pasamos un invierno viajando a León. En el Puerto de Manzanal la furgoneta que
nos llevaba quedó colgada al borde de un precipicio. Si hubiésemos caído habría
sido una tragedia. Por suerte todos quedamos a salvo. Por las ventanillas
fuimos saliendo del coche y luego entre todos lo arrastramos hasta ponerlo otra
vez en la carretera. Iba con nosotros el Presidente, don Paco Ribas Reboleiro,
quien después del suceso dijo: “¡Milagro de Dios! Hoy vamos a bordar el
fútbol”.
Y así fue. Ganamos al
Antibióticos de León que era el segundo en la clasificación.
Los viajes por aquellas carreteras en invierno a veces se
convertían en verdaderas epopeyas.
-Salimos un sábado en
autocar para ir a jugar contra el Erandio. La nieve nos impidió continuar por
carretera y en Torre cogimos el tren hasta León, desde allí otro tren hasta
Miranda de Ebro y otro autobús hasta llegar al hotel casi en la mañana del domingo.
Desayunamos un poco Panchulo, el entrenador, nos mandó dormir un poco. Jugamos
el partido con el cuerpo molido por el viaje y por no haber dormido. Nos
sobrepusimos y ganamos 1-4. La gente de allí que sabía nuestra odisea,
alucinaba.
-Hiciste también tus pinitos como entrenador.
-Yo jugaba en el Bembibre, era la temporada 67-68, y
cuando no tenía entrenamiento allí entrenaba a la Unión. Los partidos los
dirigía Capazos. Ya casi retirado del fútbol entrené al primer equipo femenino
que hubo en Cacabelos. Pertenecía a la Unión y estaba de Presidente Simeón.
Aquello solamente duró dos años.
Ricardo entrenador del primer equipo femenino de Cacabelos |
El deporte sigue corriendo por las venas de Ricardo. Desde
su retirada ha tenido tiempo de fundar con otros cacabelenses el Club de
Pescadores Ribera del Cúa. Ya lo manifestaba anteriormente, la pesca ocupa
un lugar muy destacado entre sus preferencias deportivas. Todas las semanas se
va con sus colegas a lanzar el sedal y a disfrutar de una jornada al aire
libre. Unas veces con Alfredo el pintor, o con Paco el de Anuncia, o con el
otro Paco, el de Tila, o con José María, o con todos a la vez. Siempre con
buena compañía. Otros días toca senderismo. Y con él se van amigos de la Peña
Chipía: Luis Cascallana, Paco Yebra, Paco Basante, José López, Pinilla, Pepe
Granja, Toño el confitero, Frey, Emilio o Carlos Castiñeiras. Siempre hay
alguno dispuesto para la marcha.
-El gusanillo de la
pesca me lo metieron Juan Carlos Montes y Quindós. Con ellos empecé y ellos me
enseñaron. También salgo mucho con don Ángel el médico que es muy aficionado.
Ricardo en el centro y con camisa roja |
La caza es otro de sus complementos deportivos. Su tío José
fue quien le ayudó a dar los primeros pasos. Con el tiempo aparecen otros
compañeros. Recuerda duras jornadas en compañía de Alfredo e hijo, Amancio…
Ricardo sigue en plena actividad. Por su profesión se ha
visto obligado a pasar muchas horas sentado y, precisamente por su carácter
dinámico, ha buscado y busca en el deporte una vía de escape a la enorme
cantidad de energía que lleva dentro.
Pero su actividad no termina en el mundo del deporte. Es un
miembro activo de la Cofradía del Santo Cristo de la Plaza y Virgen de las
Angustias. Cada Semana Santa y Pascua es uno de los costaleros que portan las imágenes de San Juan, del Cristo del Camino y del
Resucitado.
En el desfile del Carnaval de Cacabelos nunca falta Ricardo
y su grupo con sus disfraces y su ánimo festivo. Quizá ya formen parte de los
participantes con más solera y veteranía. ¡Unos clásicos!
Huye de protagonismos. Su máxima preocupación es querer
citar a todos los que practican deporte con él. Para todos tiene adjetivos
elogiosos. Si alguno de sus camaradas deportivos ha quedado en el tintero,
desde luego no habrá sido por tu falta de interés.
Ricardo con gafas de sol portando al Resucitado |
Se mantiene en plena forma física, ni un gramo de
grasa en su cuerpo. Un rato antes de nuestra conversación regresaba de realizar
un paseo por caminos hasta Villafranca: 23649 pasos marca su podómetro.
Y a continuación se va a dar unas pataditas al balón con un amigo. Este es
nuestro Ricardo en estado puro.
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