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UN PARDAL EN LA NIEVE
Antonio-Esteban González
Lejana, suena una música triste, pero las palabras de la canción llegan nítidas: "Cae la nieve y esta tarde no vendrás. Cae la nieve y mi amor de luto está". Nieve y luto.Negro y blanco. ( O blanco y negro).
Un campo nevado -es el Parque, cuando aún no era Parque- y, al fondo, el Museo. Y, sobre la nieve, un mozo de Cacabelos vestido con una gabardina a la moda - ¡ ay aquellas gabardinas a la moda...¡- llamada trinchera -tal vez porque era prenda para muchas batallas- que llevaba botones de cuero en forma de balón de fútbol.
El mozo -no hace falta que lo digamos- es Toño, "El Pardal", muy fotogénico siempre,que se deja fotografiar en un paisaje nevado.
Está solo, como si la nieve hubiese apagado los sonidos del mundo y el mundo fuese silencio y únicamente se escuchase la voz de Adamo cantando:"Cae la nieve".( O la de Mina: Tú, tú, como la nieve que se derritirá sin saber dónde va". Pero Toño, "El Pardal" si sabía a dónde iría: a buscar soles tropicales, sin nieve, soñando palmeras y las arenas de Copocabana en Río).
El destino está escrito, pero no sabemos leerlo. Toño, tal vez, sí supiera leerlo.
Después, como los gorriones, El Pardal" levantaría el vuelo y haría su nido en otros paraísos. O sea, de la nieve sin sol al sol sin nieve. O del Norte al Sur con el regusto agridulce de la vida vivida con pasión, en un tiempo que no vuelve y que quisiéramos recuperar.
Desde ahí, desde ese tiempo, Toño,"El Pardal" nos mira.
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