viernes, 29 de junio de 2012

Se asoma a mi ventana...José Regueira


IINFLUENCIA GALLEGA, CONEXIÓN SEVILLANA
José Regueira Ramos
            Mi anterior entrada en este blog tuvo tres comentarios interesantes, a los que contesté pero los duendes informáticos han querido que solo saliese publicado uno de ellos. Como los temas propuestos por los otros dos comentaristas me parecen interesantes, los contesto desde aquí. Uno de ellos pide que en Galicia se  respete al castellano de la misma forma que aquí se respeta el gallego. Supongo que será un cacabelense o al menos berciano residente en Galicia. Estoy de acuerdo con él al menos en lo que respecta a la enseñanza, que es donde creo que más se manifiesta esta imposición del gallego que afecta negativamente a familias no gallegas y también a muchas nativas. Conozco familias que aún siendo gallegas no están de acuerdo con la imposición de dar las clases en gallego. Un padre me ponía el ejemplo de que su hijo no sabe lo que es elevar un número al cubo pero sí lo que es elevarlo “ó caldeiro”. También conozco profesores, incluso de Universidad que, pese a ser bilingües, se sienten incapaces de dar las clases en gallego, sobre todo si son enseñanzas técnicas. Lo que me extraña es su comentario de que cada vez es peor esta tendencia. Yo creía que esto se había agravado por la presión del BNG en su época de coalición con el PSOE y que ahora ese afán de imponer el gallego se había atenuado.
            Otro comenta que los políticos cada vez nos crean más fronteras. En efecto, los políticos son los que trazan especialmente las fronteras administrativas, de las que derivan buena parte de las demás. Los políticos del Trienio Liberal crearon en 1822 la provincia del Bierzo, que comprendía el Bierzo actual y Valdeorras, con capital en Villafranca. Once años más tarde, Javier de Burgos trazó la división provincial actual situando a Valdeorras en la de Orense y al Bierzo en la de León. Obviamente, entre tener la capital provincial en León o tenerla en Villafranca (o en Ponferrada, que ya entonces le disputaba la capitalidad) la diferencia para los bercianos es notable.
            La influencia gallega en el Bierzo es algo natural, ya que a través de las divisiones administrativas se producen fenómenos de ósmosis, de influencia intercultural. Lo que ya no me parece tan natural es un fenómeno que, como observador exterior, vengo notando en Cacabelos en las últimas décadas. Me refiero a las múltiples conexiones con Andalucía y especialmente con Sevilla, que se manifiesta en diferentes ámbitos. 
            En el terreno deportivo, recientemente este blog hizo una semblanza de un portero del Cacabelense de los años cincuenta conocido por “El Andaluz”. Mi memoria futbolística de la localidad no alcanza esa antigüedad pero sí la de la época en que tenían un presidente sevillano, Amador y la figura del equipo era otro sevillano, Berros. Ambos, por cierto, se casaron con sendas cacabelenses. Debió de ser por esos años cuando el cacabelense Montes fichó por el Sevilla.
            En los últimos años me sorprende la influencia andaluza y concretamente sevillana en las celebraciones de la Semana Santa, especialmente en las procesiones. Normalmente solemos venir a la Pascua, adelantando el desplazamiento al Jueves o Viernes Santo, dejando atrás un notable número de procesiones en pueblos y ciudades andaluzas. Y al llegar nos encontramos con un buen puñado de nazarenos o costaleros impecablemente uniformados y unas procesiones en las que no faltan ni los típicos bailes andaluces de las imágenes.
            Más sorprendente todavía es esa “Feria de Abril” celebrada este año en el mes de mayo, lo cual no deja de ser doblemente original. En ella al parecer no faltaron el rebujito y un amplio surtido de platos y tapas típicos de la Feria de Abril sevillana. Incluido el “pescaíto” frito, efectivamente típico de Sevilla y de otras ciudades andaluzas sobre todo costeras. Pero que es una moda implantada en el Sur por gallegos. Lo que es más sorprendente es que la Feria de Abril sevillana no fue una idea sevillana ni andaluza sino de un catalán y de un vasco. Aunque, eso sí, la nota festiva es netamente sevillana. Allí, mucho antes que en Cacabelos, bailan hasta las imágenes de Semana Santa. Estas singularidades y el capítulo de ferias, fiestas y mercados cacabelenses creo que merecen un comentario aparte, que prometo para otro día.

2 comentarios:

  1. muy grade e interesantes estas conexiones yo por fortuna pienso que la mezcla es buena, yo estoy saliendo con una almeriense y las costumbres andaluzas las puedo asimilar y las bercianas las estoy enseñando

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  2. El fenómeno de la feria de abril también se está dando en otros lugares del Bierzo y de España. Creo que lo andaluz gusta y es atractivo, es alegre, no se sienten superiores, trasmiten humor, gente sencilla

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