Ya está uno acostumbrado a percibir como todo va
evolucionando, apenas se puede encontrar algo que permanezca inalterable a lo
largo del tiempo. Y en los últimos años los cambios son mucho más rápidos.
Algo tan sencillo e ingenuo como un espantapájaros tampoco
se ha librado de sufrir innovaciones. Apenas ya se pueden encontrar estos
personajes que vigilaban los sembrados vestidos a la antigua usanza: sombrero
de paja, camisa raída, pantalones deshilachados y muñones de paja por manos y piernas.
El progreso ha llegado también para ellos. En ocasiones son sustituidos por mecanismos que
emiten ruidos o ultrasonidos para cumplir su misión ahuyentadora. Los últimos
años ya nadie se extraña contemplar balanceándose en árboles o en estacas los cds
o los dvds desechados. Y supongo que con buen resultado, cada vez
proliferan más por nuestras huertas y
tierras de siembra.
El último espantapájaros que me ha llamado la atención es el
que tenéis en la fotografía. Está en Cacabelos finalizando la calle Manuel
Rodríguez. Ignoro cuál ha sido la intención del autor. ¿Quizá crear un nuevo
modelo abandonando las formas tradicionales? ¿Animar a buscar nuevas vías de
expresión artística? (¡por el espantapájaros hasta el infinito!) ¿O será una
manera de reciclar el material que tenía a mano el autor?
¡Vaya usted a saber las intenciones del diseñador! El caso
es que los cacabelenses sorprenden siempre.
¡Que lo patente!
P.D. Otro día os enseñaré otro espantapájaros, pero un espantapájaros muy macabro.
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